Espiritualidad

Comunidad trinitaria

El estilo de vida propio se expresa en primer lugar en la comunidad, cuyo modelo es la Trinidad, pero que está formada de personas muy humanas. La  Comunidad está formada por personas muy diferentes, que tienen en común algo muy importante. En las constituciones del Instituto leemos que nuestra norma de vida es el amor, y que hemos sido congregadas por Dios Trinidad para manifestar al mundo la salvación (redención y liberación) de jesús, el Cristo. 

La comunidad está formada por un grupo de mujeres que libremente han dejado casa propia, familia, y proyectos individuales de estatus social, de intereses personales y ambiciones normales por las que lucha lícitamente cualquier persona. No se han elegido, pues han sido convocadas. Lo que ganan con su trabajo lo ponen en común. Deciden vivir sin nada propio. Disciernen juntas la vida y los signos de los tiempos. Ninguna actúa por su cuenta. Oran antes de tomar una decisión. 

Comparten una misma fe. Se reúnen todos los días antes de empezar el trabajo y ponen en común lo que son, renovando su libre decisión de ser para los demás. Se comprometen a amar a quienes no conocen, y no hacen acepción de personas. 

Anteponen el perdón, y darse otra oportunidad, al ajuste de cuentas. Se cuidan unas a otras. No se miden con el mismo rasero, pues cada una tiene su edad, condiciones, historia y talentos propios. Todo lo ponen en común. Y todas son útiles y necesarias en el proyecto de vida común. 

Claro que son humanas, débiles y limitadas. Como todos, se enfadan y cometen errores. Por eso se necesitan, y ninguna puede gloriarse de ser lo que es y hacer lo que hace. El amor les permite comenzar de nuevo cada día.